Estuvimos en Altamira, el segundo barrio desarrollado por Eidico que fue lanzado en 1996 con muchísimo éxito. Con dos lagunas de 5 hectáreas cada una, viven aquí más de 160 propietarios en lotes de un promedio de 1000 m2. La vereda de una de sus vecinas, con un cantero lleno de rosas, nos hizo detenernos. La misión fue podar un rosal aprovechando el frío de esta época. Acá, María Laura Vidal Bazterrica, alias @itasflowers, nos enseña cómo. 

Un poco de historia

La aparición de las rosas se remonta al 2000 A.C. en Asia, y se las aprovechaba por sus propiedades medicinales. En el 1700 A.C, los romanos las introdujeron en Gran Bretaña con fines ornamentales, y se las usaba para decorar todo tipo de fiestas, por lo que se convirtió en símbolo de muchos excesos. Fue perdiendo reputación y empezó a estar mal vista entre la sociedad. Por eso, se la mandó a guardar durante muchos años. Gracias a los monjes, que en sus monasterios la siguieron cultivando, se salvó la especie de su desaparición. Con sus frutos se hicieron los primeros rosarios, y desde la antigüedad, a esta flor se la relaciona con la Virgen María. 

Todas sus especies son arbustos y se las poda siempre en julio o a principios de agosto con el fin de limpiar todo lo que esté muerto y que pueda transformarse en un foco infeccioso para la planta. También de esta forma, se regula su altura, se contiene su forma y nos aseguramos un rejuvenecimiento anual, con ramas sanas y una abundante floración. Un buen tip es hacer una poda más suave durante enero para renovar el empuje de su crecimiento. Lo más importante a la hora de podar es tener en cuenta sus yemas, esos botones de la planta donde brotan las hojas. Cuál podar y cuál no. Manos a la obra.

Lo primero que debemos tener en cuenta antes de podar es la vestimenta, que debe ser adecuada para que las espinas no nos arruinen ninguna campera o sweater. Además, es clave no estar apuradas para esta tarea y dedicarle un buen tiempo para que la poda tenga sus frutos. Por último, es importantísimo saber si tenemos la vacuna del tétano al día para estar protegidas. 

Poda rosa francesa

¿Qué necesito? Delantal, guantes, tijeras de diferentes tamaños, serrucho. También un trapo y alcohol para desinfectar la tijera cuando pase de una planta a la otra, y así evitar el contagio de hongos y enfermedades. Para afilar la tijera podemos usar una piedra. 

Lo primero es hacer una vista panorámica, a vuelo de pájaro, para ver que tan tupido está el arbusto. Ahí veremos cuantas ramas secas y débiles están entrecruzadas, sacándole aire y luz a la planta. El trabajo consistirá en dejarla prolija para que pueda crecer con fuerza. 

Empecemos. Sacaremos todo lo que se encuentra en la base del rosal quitándole aire y ventilación como primera medida. Desde abajo, comenzaremos a cortar esas ramas que le sacan visibilidad. ¿Cómo cortar? Siempre en chanfle, con la tijera pegada a la yema y en dirección hacia fuera de la planta para que el agua no caiga encima de la yema y la pudra. Los vástagos que cortemos, nos servirán luego para hacer engendros y multiplicar la especie. 

Hay dos teorías con respecto al injerto de la planta: una corriente dice que debe quedar por arriba del nivel de la tierra, y la otra habla de taparlo. Deberemos probar cuál nos funciona mejor. 

Una vez que despejamos el centro de la planta, tendremos lugar para fertilizar después de la poda con tierra abonada, humus de lombriz, estiércol, un poquito de turba y nitroska azul granulada. Siempre debemos regar enseguida. 

Con el concepto de dejar libre el centro y que la estructura de la planta se asemeje a una mano apenas abierta, seguiremos cortando aquellas ramas innecesarias. Para que la poda resulte exitosa, siempre tenemos que estar en movimiento, para ver la planta desde distintos ángulos. Si tenemos un buen tronco que sostenga, no tengamos miedo a los cortes. Solo así crecerá con fuerza y tendrá una buena floración. 

El rosal debe tener, por lo menos, seis horas de sol, sino es probable que la planta se llene de hongos. Tengamos en cuenta que las hormigas vendrán a comer en primavera, cuando empiece a brotar, y deberemos poner algún hormiguicida para detenerlas.

Al terminar de podar, fumigaremos en forma preventiva con polisulfuro de calcio, que funciona como fungicida y sellador. Y para mantener su sanidad, y prevenirlo de la mancha negra, le podemos agregar jabón potásico. También agregaremos compost alrededor de la planta ya podada, y perlita. Aplicar, además, una cucharadita de fertilizante lejos del tronco, en las periferias, y mezclarlo bien con la tierra. Pulverizar. Cuánta más materia orgánica y ecológica se aplique al suelo, mejor. Por ejemplo, podemos usar gajos de naranja para atraer hormigas. 

Esquejes

Llenaremos de piedrita, tergopol y leca varios envases transparentes con orificios en la base. A un vástago de los que podamos le haremos un corte recto en uno de sus extremos, y ese lado lo introduciremos para abajo en el envase. El otro corte lo haremos en chanfle después de contar cinco yemas. Enterraremos tres yemas y dejaremos dos afuera. Lo pondremos a la sombra hasta el verano cuando de su primera flor, y lo plantaremos el verano siguiente.