Madrasa, comunicadora, crafter y emprendedora. Lulu Arrieta aprendió que la maternidad es un mundo de posibilidades. En @unamamaza comparte actividades y consejos para una crianza positiva, y desde @ohmylittlepinata se animó a emprender en ese mundo que tanto le apasiona, el crafting.

Esta es la historia de una salvadoreña que desde bien chiquita tuvo fascinación por Buenos Aires. Desde siempre, Lulu fue fan de Messi, y la cultura, la comida y la tonada argentina que absorbía por las novelas que llegaban al país caribeño la seducía enormemente. Cuando terminó el colegio, tenía claro que quería viajar y estudiar en otro lado. Soñaba con conocer nuevas realidades, abrir su cabeza al mundo y encontrar su rumbo profesional, pero la elección de Buenos Aires como destino final fue “un poco de casualidad”. Justo una amiga suya también tenía planes de instalarse en Argentina, y al empezar a investigar y entusiasmarse recuerda a su mamá diciéndole: “Vos no te vas, y menos tan lejos”. Al final cambió de opinión y acá está. Hace 12 años que aterrizó en esta ciudad para no volver, y aunque extrañe a su familia y a su país, se enamoró de Buenos Aires y de un argentino. Al tiempo se casaron y hoy tienen dos porteñitas.

Un salto que vale la pena

Lulu Arrieta es @unamamaza en IG y hace poco lanzó @ohmylittlepinata, pero antes de emprender tuvo que tomar una decisión importantísima y trascendental. Estaba trabajando en Google, le encantaba la cultura, el ambiente, la flexibilidad y hasta su manager, pero mientras pasaba horas frente a la compu, Montse, su hija de un año estaba en una guardería a tiempo completo. La ecuación no le cerraba por ningún lado. 

Con ambas familias, la suya y la de su marido, viviendo lejos, la ayuda siempre fue escasa. La dinámica familiar se hacía cuesta arriba con los dos trabajando full time y, además, Lulu no quería perderse los mejores años de sus hijas mientras ella estaba en una oficina. Así fue que renunció y apostó por emprender por su cuenta. 

Emprender desde el talento

“Descubrí otro lado de la maternidad y del mundo laboral que hasta entonces no conocía y me encantó”, nos cuenta. En esta nueva etapa en la que podía dedicarle todo su tiempo a su hija, fue encontrando alternativas para hacer actividades lúdicas sin riesgos. Por ejemplo, empezó a cocinar pintura, masa y acuarelas caseras no tóxicas y fue compartiendo todo tipo de actividades sensoriales en @unamamaza, que en un principio fue un blog, y luego se convirtió en una lindísima comunidad.

Y un día hablando con sus amigas, les preguntó si habían hecho alguna de las actividades que compartía en su cuenta. La respuesta fue negativa. Que les encantaba pero que no tenían tiempo ni habilidad para hacerlas. Así surgió @ohmylittlepinata, con propuestas listas para crear, decorar, divertirse y llevar experiencias a los festejos y al día a día de las familias. Se caracterizan por ser simples, ideales para empezar el juego y estimular a los más chiquitos. 

Contagiar la alegría de ser familia

Lulu busca transmitir la belleza de este lado de la maternidad que descubrió y que no cambiaría por nada. Por supuesto que no es fácil, por supuesto que es agotador y por momentos complejo, pero está convencida de que es una aventura increíble que vale la pena vivirla. “La idea es que cuando vayas a mi cuenta te encuentres con una dosis de optimismo, aliento y un ´tirar para arriba´”. Relatando la cotidianeidad de su familia, deja entrever los valores con los que busca educar a sus hijas y ofrece muchas recetas y actividades para ayudar a otras mamás a desarrollar la autonomía, la creatividad, la imaginación y el lenguaje de sus hijos, pero sobre todo le interesa que aprendan a divertirse con sus hijos.

La magia del craft

Desde siempre, Lulu se dio maña con las manualidades. Al conocer Pinterest empezó a plasmar su creatividad gracias a distintos tutoriales y a dejar volar su imaginación con tanto material. “Sin dudas, le debo a Mon, mi hija, tanta inspiración. Por ejemplo, la primera vez que hice una piñata fue para su cumple de 1 año, y desde ahí no paré”, nos cuenta. Los productos que vende son por ahora a pedido, y mientras trabaja en su sitio de ventas online, tiene una web a modo de catálogo. “Todo lo que necesitas para llenar tu fiesta de color, y tus días de fiesta”, es su gran descripción.

La hora sagrada

En la “nueva normalidad” ¿quién no tiró por la borda la rutina fija, estática e inamovible? Lulu dice que la habrá cambiado unas ochenta veces, y a fuerza de prueba y error supo entender que lo que más le funciona es dedicar la mañana a estar realmente con las chicas jugando, haciendo alguna actividad, para que luego jueguen más independientes. 

Entonces, con un marido que trabaja a tiempo completo, se turnan para tener unas horas de concentración 100%. Es difícil tener un horario fijo, pero lo importante para emprender es hacerse el tiempo. “A veces necesito un par de horas para hacer “brainstorming”, o simplemente ver un poco redes y fotos para inspirarme, esos días son los menos pero quizás los más importantes”. 

Un compañero de lujo

El apoyo de la familia a la hora de emprender es fundamental. Y Lulu nos cuenta que tiene el marido número uno si de alentar y de motivar se trata, ¡y qué importante se vuelve! “Por suerte le divierte lo que hago, sabe que me apasiona y me banca, desde intentar armar la rutina para que los dos trabajemos, hasta no tirarme las miles de cajas de cartón y materiales que hay por toda la casa”, nos revela divertida. En la lista de pendientes de Lulu, este proyecto la perseguía desde hace unos cuantos años y la excusa y realidad de “necesito un ingreso fijo” lo ha ido postergando. Pero este 2020 le ha dado una nueva oportunidad y fue Santi, su marido, el gran sostén. 

Con miles de proyectos en cartera, esta mente creativa ya está ideando cajas, deco, crafts y actividades para Navidad, San Valentín y Pascuas. “Sueño con que mi proyecto crezca y tener una marca propia registrada al estilo la firma inglesa Meri Meri, tan original, artesanal y llena de magia”, termina.