Texto: María Laura Vidal Bazterrica – Paisajista – @itasflowers

Hace unos años, el 23 de Diciembre de 1942, el poder ejecutivo nacional consagró mediante un decreto al Ceibo como flor nacional de la República Argentina. En 1936 se plantó un ejemplar en el Jardín de la Paz, en la ciudad de La Plata, junto con flores nacionales de diferentes países.  

Cuenta una leyenda que la flor es el alma de una reina india llamada Anahí, que era dueña de una voz muy dulce, y que fue tomada prisionera y condenada a morir quemada en la hoguera. Su cuerpo fue atado a un árbol caduco de porte bajo, y mientras se quemaba, el cuerpo de la reina tomaba una extraña forma, convirtiéndose en un árbol esbelto coronado de flores rojas. Así apareció el Ceibo en nuestra historia, en nuestras selvas y a orillas de las costas.

Compitió cuerpo a cuerpo por el puesto de Flor Nacional con el Jacarandá, pero el Ceibo ganó por ser el árbol que encontramos en la mayoría de las provincias argentinas.

Fisiología

Es muy interesante porque colabora con nuestro ecosistema. Al estar plantado cerca de fuentes de agua, ayuda al mantenimiento y a la regulación del ciclo hidráulico porque almacena líquido en épocas de lluvia y lo libera al suelo en épocas de sequías.

Su tronco blando posee espinas para defenderse y sobrevivir de los roedores y las madrigueras de los diferentes mamíferos y aves que habitan en sus ramas. Originario de América, el Ceibo es ideal para zonas de pantanos, suelos húmedos y bajos. Sus raíces son contenedores de suelos costeros y evitan la erosión. Podemos verlo como una escultura sola o formando un grupo, tipo bosquecillo,que siempre será un foco ornamental.

Su tamaño es de 6 a 10 metros de altura aproximadamente, dependiendo de la zona y posee tres foliolos de entre 5 y 6 cm de largo cada uno. Sus flores son color rojo, aunque en el norte de nuestro país, encontramos algunas variedades de flor rojo anaranjado, salmón o rosado.  

De crecimiento muy rápido, requiere sol y reparo de las heladas los dos primeros años. Florece en primavera–verano y fructifica en fin del verano y principios del otoño. Luego de  conocer un poco más de su historia y características con orgullo cada 22 de noviembre celebramos con orgullo el día de nuestra flor nacional.