Texto: María Laura Vidal Bazterrica – @itasflowers – Fotos: Magdalena Lennon – @magglennon

Los canteros mágicos son creativos, monocromáticos, están diseñados con inteligencia y tienen bajo mantenimiento. Podríamos decir que son artistas que van recorriendo y actuando en nuestros escenarios verdes, impantando belleza y alegría durante las diferentes estaciones del año.

  • Creativos: se pueden combinar diferentes formas, colores, texturas, alturas y diámetros junto con distintos perfumes, flores y frutos.
  • Monocromáticos: una misma paleta de colores, floraciones y/o frutos.
  • Diseñados con inteligencia: de crecimiento rápido, se utilizan para tapar y resaltar espacios, resolver falencias, vestir zonas húmedas y de baja necesidad de agua.
  • Mantenimiento: bajo y sencillo, tanto para aficionados de la jardinería como para profesionales, se les dedica poco tiempo y muy específico.

La primavera llega de BLANCOS

En la estación más alegre del año comienza el estallido floral con el prunas americano, ideal para dar sombra. Los jazmines del cabo 4 estaciones, necesitan suelo ácido, rico en pinocha y humus y nos dan perfume junto con los rosales arbustivos iceberg, que fueron podados en julio para aumentar y prolongar así su floración.

Los agapanthus blancos, con su elegante vara floral, junto con las lantanas plantadas en pata de gallo, necesitan ser despuntadas en agosto una vez pasadas las fuertes heladas.

El verano nos relaja con los AZUL CELESTES

La floración del jacarandá estimula nuestros sentidos y eleva nuestra vista hacia las nubes. Una antigua reja negra hace de contención a los jazmines plumbagos arbustivos. Las salvias guaranicas atraen a los picaflores y las lavandas angustifolia dan movimiento al diseño. Estas especies sólo se podarán después de su floración y se fertilizarán en primavera y a fines del verano con nitrógeno, fósforo y potasio.

El otoño nos emociona con los AMARILLOS

La gleditsia sunburs, con su forma achaparrada, desprolija y desestructurada, cumple la función de protegernos de los fuertes vientos.

Las gramíneas pennisetum rupelli, tan fáciles de mantener podándolas en septiembre, explotan en esta estación con sus penachos amarillos crema que, junto al carex danielle de hojas doradas y acintadas, atraen los rayos del sol que brillan a través del viento.

Los hemerocalliz Harry Barras, al ser perennes, hacen que no “caiga” el diseño en invierno. Completamos el cantero con los bulbines amarillos, tan fáciles de cultivar y mantener. Sólo requieren la división de mata cada tres años. Este cantero necesita de poco agua.

El invierno nos da calor con los rojos y naranjas

Para un fondo, es recomendable un cerco de crataegus de frutos naranja con nandinas, clivias dobles y flor de azúcar rojas.

En agosto, luego de la fructificación, se podan los frutos marchitos de los cotoneaster y de las nandinas, para luego bajarles la altura. Las clivias necesitan ser divididas cada tres años para que no disminuya su floración. En esta época, se debe fertilizar con harina de hueso y nitrógeno tres meses antes de que aparezcan los frutos y se debe regar muy poco.

Por ultimo, estos canteros mágicos captarán la atención de todos nuestros sentidos y los de nuestros vecinos. Entonces,  ¡ya estaremos preparados para las fotos!

Hasta la próxima.