Del espíritu enérgico y siempre listo para nuevos desafíos, nació @barrica.arte, un proyecto que recicla barricas de madera y hierro en desuso y les ofrece una segunda oportunidad.

Francisco Luna es estudiante de Administración de Empresas. Muy inquieto y curioso, siempre se las rebuscó para complementar su estudio y trabajo, con algún proyecto personal que sume a su carrera y a su rol emprendedor. Desde vender pan casero a ofrecer la segunda selección de Vicus, la marca de zapatillas de su hermano, su veta comercial se fue consolidando. Pato, como le dicen familia y amigos, tenía bien en claro que quedarse cómodo nunca fue una opción, y aunque al principio sus ganas de emprender se toparon con dudas e incertidumbres, ir para adelante fue su respuesta para crear @barrica.arte, un emprendimiento de artículos para la casa y el jardín hechos con barricas.

Al principio, el miedo a que el proyecto no salga como se había planeado o que no tenga buena aceptación, jugaron su cuota. Pero sabía que si no probaba se quedaría con la duda. Además, comprobó que si las cosas se hacen con ganas y determinación, tarde o temprano se llega a buen puerto. Por eso, vendió una moto vieja que tenía, compró las herramientas necesarias y puso primera. Con el aval de sus papás, arrancó en el jardín de su casa. A este desafío se unió también Sofía, su hermana, que se encarga de las redes sociales y la publicidad.

Nueva vida para viejas barricas

A través de la restauración y renovación de barricas de roble francés que se utilizaban para almacenar vinos y whiskys, se confeccionaron cuatro modelos de producto: frapera, vinoteca, mesa ratona y leñero. La demanda demostró que hay buen mercado, y por eso siguen trabajando para ofrecer más artículos a la venta y marcar la diferencia. También hacen encargos especiales y personalizados, siempre a base de barricas.

Con el lijado y la aplicación de una cera especial creada por ellos para proteger la madera, la barrica está lista para ser transformada. Según el encargo, se tarda más o menos tiempo, porque además de trabajar la madera y el hierro, los materiales de los que está hecha la barrica, muchas veces se agregan luces o accesorios para las bebidas. 

Actualmente se encuentran en la búsqueda de un taller espacioso que les permita trabajar cómodos y tenga lugar para guardar las barricas, de un buen tamaño, y toda la materia prima.

El envión del buen feedback

Aunque Barricarte surgió hace muy poquito, ya la buena aceptación por parte del público es un gran puñado de satisfacción que lo anima a seguir, mejorar y distinguirse. Además, la recomendación de amigos y familiares, el boca a boca, va abriendo nuevos caminos que lo desafían como creativo y como administrador de su propia aventura. 

Su rutina arranca con unos buenos mates como compañía desde bien temprano. El primer paso es diagramar su esquema de pedidos y establecer prioridades de producción. Desde siempre, su habilidad manual fue un talento a explotar, y ahora por fin pudo darle cauce. A la tarde se dedica a responder consultas de las redes sociales y a planificar las compras de materiales. 

Soporte incondicional

Llegar a donde está hoy fue gracias a muchas manos amigas y amorosas que colaboraron. “Primero que nada mi agradecimiento va para mi hermano mayor, proveedor principal de barricas, que me facilita mucho el proceso; también a mis papás, que me animaron a empezar en el jardín de casa y son siempre mi apoyo; y por supuesto, a mi novia que siempre es una motivación para dar lo mejor de mi”, nos cuenta Francisco.

Siempre pujante y optimista, se imagina un largo plazo de crecimiento sostenido con un taller propio y un amplio abanico de productos. Pero también sabe que lo valioso lleva tiempo y trabajo, por eso prefiere no atropellarse y que cada paso sea sobre terreno firme.