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Texto: Lucía Oliverio – @luchi.oliverio – www.luciaoliverio.com 

Esta cuarentena que empezó -y que cada vez parece extenderse más- nos llevó a pensar sobre muchos temas. Estar solos y más juntos, a más de uno le permitió reflexionar sobre sus vínculos, sobre sus nuevas formas de vida y de trabajo, sobre prioridades y objetivos. Y también, y ojalá a la mayoría, nos hizo revisar formas de consumo y de generación de recursos propios. Hace años que el cuidado del ambiente dejó de ser algo abstracto y lejano, y ya permeó en acciones concretas que tenemos incorporadas grandes y chicos. Pero hay más para hacer. Más y más rápidamente. En casa con gestos bien claros, y también mirando al mundo para entender qué están haciendo los que empezaron a ocuparse antes o se mueven distinto. 

¿Cuántas veces vimos ya fotos de ríos cristalinos, videos de animales paseando por ciudades vacías o imágenes desde el espacio que muestran aire limpio donde antes había una bruma espesa? Claramente frenar las actividades le dio un respiro al planeta y pudimos verlo rápidamente. Pero intuimos que apenas recuperemos el ritmo de siempre, volveremos a la nube gris que ya conocíamos. La tendencia es contundente y nos obliga a pensar más, si todavía no lo habíamos hecho, en la huella que estamos dejando. Y no en el futuro de generaciones que aún no conocemos, sino en nuestro presente. Ahora y en todos lados.

Vida cotidiana 

Lo podemos ver en la forma que toma la nueva rutina. Cambiaron nuestros hábitos, comemos diferente, consumimos más energía y la enorme mayoría de los que estamos encerrados empezamos a mirar con otros ojos el lugar en el que vivimos. Si tiene balcón, añoramos la plantita. Si hay jardín, seguro googleamos cómo armar una huerta o hacer una poda razonable nosotros mismos. Cuando quisimos hacer algún arreglo en casa, probablemente hayamos evaluado alternativas de abastecimiento sustentable. Y si ya teníamos buenos hábitos nutricionales, quizás estamos alejándonos de las grandes cadenas de supermercado y llamando más seguido al pequeño productor o emprendedor que está buscando subsistir en esta etapa difícil. 

En los últimos años ya se venían instalando y propagando buenas prácticas con un guiño positivo al planeta. Pero es real que esta situación atípica de aislamiento está llevando a varios a dar un paso más. Tener y sostener hábitos sustentables va mucho más allá de separar y organizar bien el destino de nuestros residuos: también tiene que ver con consumir menos.

Supera buenas costumbres como optar por lámparas LED: incluye también replantearnos cuánta energía usamos, y de qué tipo. Es más que llevar la bolsa reutilizable al súper: requiere informarnos “en código verde” para elegir bien qué productos y empresas vamos a preferir, porque en todo acto de consumo hay un mensaje. Y un compromiso. 

Los efectos de estar en casa

Una manera positiva de repensar nuestra forma de vivir en casa es a través de la energía. Ahí surgen los paneles solares. Hoy es un sistema tan avanzado y adaptable que es posible instalarlo en cualquier hogar aunque no haya estado previsto desde la concepción de la obra, y permite utilizar energía 100% renovable, rentable y autorregulable. La sola idea de empezar a pensar en “términos solares” hace que la planificación de nuestro consumo se apoye en las horas del día y podamos organizar mucho mejor nuestro uso de la energía. Sobre este tema profundizó el equipo de Flex en una nota reciente.

En paralelo, trabajar y estudiar se han vuelto prácticas remotas, y tan importante como estar conectados es cuidar la forma en que lo hacemos. Anura es una empresa que brinda soluciones de comunicación integrales para empresas, a través de un sistema de alojamiento en una nube. Por eso, no sólo integra, simplifica y organiza las comunicaciones de una empresa de manera más eficiente, sino que facilita muchísimo el trabajo remoto. Además, el sistema permite una migración instantánea.

Hoy es hoy y siempre, no sabemos cuánto durará este aislamiento. Por eso, es un buen momento para cuidar nuestro costado ambiental y cuidarnos, a la vez.

Qué pasa en el mundo (y qué venía pasando)

Y si miramos al mundo con ojos “postpandémicos”, ya se percibe también que los países más desarrollados están basando su recuperación económica y social en estrategias alineadas con la sustentabilidad. No sólo es necesaria la conciencia ambiental por el ambiente en sí: el “crecimiento verde” se volvió la respuesta a la generación de empleo y a la expansión sostenida a través de las naciones.

Es cierto que muchos países, desarrollados o no tanto, encuentren seguramente razones más que suficientes para relajar temporalmente sus normas ambientales mientras ven cómo controlan la pandemia y salvan sus economías de la coyuntura. Pero muchos especialistas, sobre todo del hemisferio norte, consideran que los esfuerzos para contener las cicatrices económicas del COVID-19 son también una oportunidad para acelerar la transición hacia alternativas energéticas más limpias.

Mirar para afuera

Hay casos ejemplares que ya venían sucediendo y expandiéndose. California, a partir de este año, volvió obligatorio el uso de paneles solares en viviendas de tres o más pisos. Además de hacerle un favor al ambiente, también hace girar la rueda de un sector que emplea a más de 90.000 personas. Países como España y Francia separan sus residuos hace años y tienen súper incorporado el ahorro de energía hasta en la compra de sus electrodomésticos de bajo consumo. Otras naciones, como Alemania, tienen totalmente regulada la circulación de autos en los centros de las grandes ciudades, en un esfuerzo por reducir la emisión de gases. Y sorprenden también casos como el de Singapur, que si bien es parte de Asia (continente con grandes deudas ambientales), tiene un muy buen puntaje en temas como manejo de agua y saneamiento.

A nivel internacional, los temas que más preocupan a los especialistas de distintas facciones son el calentamiento global y la degradación ambiental. Todo atraso de este tipo está relacionado con la economía y la desigualdad social, de alguna u otra manera. Por eso, los problemas de un país terminan siendo los de todos. Y cuidar el ambiente termina tratándose también de cuidarnos entre todos.

La Unión Europea lo entendió como un asunto planetario. Por eso creó y se comprometió a hacer cumplir un pacto verde (Green Deal) que establece la hoja de ruta con pasos concretos para reducir el deterioro ambiental y, a la vez, crecer de manera sustentable sin dejar a nadie atrás. Hoy es el ABC de la salida de esta crisis, ya que se están apoyando en este pacto para su estrategia de reconstrucción económica y social postpandémica.

En casa y más allá

Esta cuarentena nos está permitiendo pensar y revisar cómo veníamos haciendo las cosas. Desde nuestra forma más cotidiana de consumir alimentos todos los días hasta las políticas internacionales para volver a generarlos. Desde la manera en que ahorramos energía en casa hasta la forma en que construiremos los hogares del futuro. 

Nuevamente, la pandemia nos desafía a seguir haciéndonos preguntas y a encontrar respuestas entre todos.

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