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Invitamos a varias instagrameras a conocer la gran obra que se gesta dentro de las aulas de la Fundación Oficios. Solidaridad con la causa, colaboración en la difusión y ayuda para obtener más donaciones.

Dos tablones de madera con un lindísimo mantel, flores de Flores los Viernes y delicias hechas por Ine Paéz de Celícala y Maru Botana no parecen componer el escenario propio de un aula de carpintería. Pero ayer la Fundación Oficios celebró un desayuno en sus instalaciones de Benavídez que habló por sí solo. Con el propósito de compartir el aporte de la fundación para la sociedad, la convocatoria se convirtió en un evento sumamente gratificante, lleno de gente solidaria y dispuesta a ayudarnos a ayudar que, bajo los hashtags #oficioswinterbreakfast y #retazosparaoficios movieron las redes por una buena causa.

La historia de la Fundación Oficios está plagada de ángeles de la guarda que van apareciendo a medida que las necesidades apremian. Hace diez años que esta fundación brinda capacitaciones para adultos en oficios de construcción con el gran objetivo de insertar a muchas personas en el mercado laboral formal a través de una certificación oficial. Siempre estuvo muy presente, desde sus orígenes, el lugar que le queríamos otorgar a la mujer dentro de esta formación. En el 2013 empezó el diálogo con Rapsodia, uno de esos sostenes incondicionales que vislumbramos en un curso de confección en el centro CONIN de Rincón de Milberg. Con gran generosidad se entusiasmaron con la idea de replicar ese modelo y en agosto de 2015 se abrió la inscripción para el primer taller de confección. “Este taller fue mágico. En una hora se anotaron cien personas cuando teníamos solamente diez máquinas” contaba Inés Repetto, responsable de Desarrollo Institucional de la fundación y figura clave en cada paso firme que fue dando esta ONG.

En la mitad de este primer curso apareció casi por arte de magia Brother. Un buen día Rochi Lanusse sube al Instagram de Revista Tigris una foto de las que se usaron para el libro de los diez años de la fundación. Esa misma foto, donde se veía de fondo una máquina Brother llegó a manos de Silvina, Gerente de Ventas de esta marca, a través de su amiga Pao de Kokoro que vive en Japón. Silvina vislumbró una buena sociedad con Fundación Oficios y se puso en contacto. Hoy, gracias a una foto que dio la vuelta al mundo, los cursos de corte y confección cuentan con estas máquinas fabulosas que son la puerta de entrada al mundo laboral de muchas personas.

Estamos convencidos de que las redes sociales están pobladas de gente solidaria, con ganas de ayudar y tender puentes. Aspiramos a que estas historias se puedan replicar y a través de diferentes acciones como acercar donaciones, colaborar difundiendo esta labor y también ofreciendo trabajo a nuestros egresados vamos encaminados a que se cada vez más gente a la que se le devuelva la dignidad y se reconozcan parte de esta sociedad que quiere cambiar.

2 respuestas

  1. Una excelente oportunidad. Montón de gente conocida por mi, apostando al rescate de oficios tradicionales y con una causa loable.
    Vamos por más!
    Un saludo grande, grande.
    Laureano

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