Por Flor Cantesano @chaya_coloresdelatierra

Stella Maris Miguel, creadora de “La Puna que los parió”, se atrevió a dejar la comodidad de un trabajo estable para zambullirse en el vértigo de ser emprendedora. Hizo de su vida un jardín de tiempo completo creando terrarios de cactus y suculentas, y dándole una nueva vida a piezas vintage y olvidadas. Así nació este emprendimiento.

Un nombre pícaro, que nació entre amigos y risas y que está pisando casi los dos años de aventura. Fotógrafa y amante del arte, Stella Maris pasó, sin embargo, veinte años trabajando en la rutina de una oficina como analista contable y administrativa, dejándose llevar por el mandato familiar, la comodidad de los horarios y un sueldo fijo.

Pero un día, estresada, sobrepasada de trabajo y con consecuencias de un cansancio que empezaba a reflejarse en síntomas físicos, decidió, con el apoyo de su marido, renunciar y romper con el mandato familiar de un trabajo fijo fuera de casa.

Había tenido una infancia feliz en Entre Ríos junto a sus abuelas y a sus jardines, donde cada vez que algo se rompía terminaba convirtiéndose en una maceta. Esos recuerdos, que desde siempre se reflejaron en su hogar de Buenos Aires, tomaron forma definitiva en este nuevo proyecto que empezaba a ver su luz.

Una vez dado este gran salto, la primera propuesta que surgió fue una feria americana en su casa. Mucha ropa, poco espacio y demasiado trabajo. Desde allí, se veía el jardín y muchas empezaron a preguntar por sus plantas que llamaban la atención. Viendo el éxito que tuvieron sus amigas y clientas la animaron a armar macetas con plantas para la feria siguiente. ¡Para su sorpresa, se vendieron más que la ropa!

Buscando qué hacer se dio cuenta que su camino estuvo siempre ahí en su casa, en sus plantas, en la inspiración y en los felices recuerdos de sus abuelas.

Con un proyecto ya definido entre manos, creció el compromiso y comenzó a estudiar jardinería y armar sus primeros terrarios con plantas especialmente cultivadas por ella. Muchas variedades, volúmenes, alturas y colores en contraste. Todo iba tomando forma.

En un principio eran armados en tazones cerámicos, pero al empezar a crecer, la búsqueda meticulosa de latas y enlozados con historia dio, al resultado final, un toque más de originalidad y calidad. ¿El plus? Ofrecer producciones moderadas, con el tiempo de vida justo para que lleguen a sus clientes cuando ya haya pasado el período de adaptación.

Una particularidad es que solo hace los terrarios cuando realmente siente que es el momento, para que sean creaciones sentidas, con amor, con ganas y con inspiración.

Su próximo objetivo es incorporar una línea de macetas propias con el espíritu que caracteriza a la marca. ¡Vamos por más!

Instagram @lapunaquelospariocactus