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Ojos brillantes, sonrisa dulce, gesto amable. Clara Pazos es una apasionada de la vida que no se cansa de buscar el sentido profundo de la misma. Fundó Human Camp con el fin de generar encuentros entre personas que buscan el sentido a sus vidas en la realidad que viven.

Texto: María Stellatelli – Fotos: Cortesía Human Camp

La entrevistamos unos días antes de la segunda edición del Human Camp Vocacional y compartió con nosotros la historia de este mega proyecto.

¿Qué despertó la idea del Human Camp?

La verdad es que no fue una idea que surgió un día en particular. El Human Camp es un evento que nació antes siendo otro evento y que después se transformó en lo que es ahora. Empezó siendo, hace doce años, una actividad corporativa para el sector de recursos humanos. La mayoría de los oradores eran directores de esa área que hablaban a un público de gerentes de capital humano. Pero en 2009 me fundí con la organización. Transité un momento muy difícil, sin saber si continuar o no con la construcción de estos encuentros porque pasaba por una situación financiera muy complicada. La que necesitaba inspiración era yo. Entonces en ese momento decidí, junto a otras personas que siempre me acompañaron, invitar y armar una agenda en donde participaran líderes espirituales, creativos, líderes sociales, algún filósofo, un psicólogo y, además, los empresarios que habían estado con nosotros hasta el momento. Así nació la marca Human Camp, con un concepto de encuentro diferente. Una de las cosas que propusimos en ese momento, y que después mantuvimos y trabajamos cada vez más, fue invitar a oradores de diversas disciplinas para que pudieran compartir sus experiencias sobre un tema central que tuviera que ver siempre con el evento madre de Human Camp, que es el evento de líderes.

¿Cómo viviste esa etapa de cambio?

Atravesar toda esa instancia tuvo muchísimo que ver con una búsqueda personal sobre el sentido de la vida. Yo siempre digo que en realidad Human Camp surgió como una búsqueda personal que terminó siendo una búsqueda compartida con otras personas. Y cuando armamos la nueva agenda, el Human Camp se llenó. Comprendí que había una gran necesidad de inspiración en el ámbito empresario y decidí seguir adelante con el proyecto. Tardé tres años en llegar a un equilibrio y fueron muy difíciles. Pero en esos años, Human Camp fue creciendo y llegando cada vez a más gente.

¿Creés que hay relación entre tu búsqueda personal de sentido y la misión del Human Camp que es, justamente, ayudar a que los oyentes encuentren el sentido de su vocación dentro de su propia realidad?

Sí, totalmente. Todos los que hacemos Human Camp, y mismo los oradores que participan, creemos ser personas en una constante búsqueda. No somos maestros; nos consideramos eternos aprendices. En un punto, más que una serie de charlas de personas arriba de un escenario, el Human Camp es un encuentro entre personas que comparten sus historias de vida y personas –los oyentes- que están dispuestas a dejarse interpelar en su faz profesional y en su faz personal. ¿Qué compartimos todos? La búsqueda de algo que dé sentido a nuestro hacer diario.

¿Siempre tuviste esta veta de búsqueda interior?

No con tanta conciencia. Siempre me sentí rara en el mundo, incómoda. Me sentía incómoda en mi familia, en los trabajos, en todo. Toda mi vida fue una búsqueda de sentido. No con la claridad que tengo ahora, que me la fueron dando los años y las experiencias de vida. A raíz de la pérdida de un hermano que murió a los 26 años se me revolucionó todo. Y claramente esa experiencia fue lo que después me llevó a armar un emprendimiento con un objetivo más alto, que es el que después se transformó en Human Camp. creo que siempre he sido una persona muy inquieta y que nunca se conformó con las respuestas tradicionales de la sociedad. Eso hacía que me sintiera un bicho raro. Pero hoy me siento un bicho raro rodeado de bichos raros (risas).

¿Creés que la búsqueda de sentido es algo que surgió en las generaciones jóvenes de hoy?

Claramente los jóvenes de hoy están más conectados con su aquí y ahora. Son chicos que tal vez no vienen con el chip de estudiar una carrera y trabajar en ella desde que se reciben hasta que se jubilen. Son chicos que vienen con una intensidad de búsqueda y con más conexión por lo que los apasiona; con más potencial de libertad. Claramente las nuevas generaciones están de alguna manera moviendo el tablero porque no se conforman con lo que nos conformábamos nosotros o generaciones anteriores. Creo que mi generación fue una bisagra entre otras dos muy fuertes, muy marcadas en cuanto al paradigma de cada una. Yo creo que muchas personas que hoy están entre los 35 y los 50 años se están replanteando y buscando la manera de dar sentido a todo lo que han hecho hasta el día de hoy, analizando cómo pueden transformar los espacios en los que habitan. Así que creo que eso también es una energía que se está moviendo fuertemente y que es parte de este cambio de paradigma. No es que las nuevas generaciones llegaron y todo cambió, sino que hay toda una transformación en esta necesidad de búsqueda de sentido que está moviendo a distintas generaciones, y que claramente está siendo impulsada de una manera más vertiginosa por los más jóvenes que vienen con una mirada completamente distinta de la vida.

¿Hubo alguna edición que te haya marcado de alguna forma especial?

La verdad que no. Cada experiencia de Human Camp es una vivencia única. Ninguna persona pasa por el Human Camp sin ser llamada de una u otra manera; llamada a buscarse, a reconocerse, a intentar una mayor armonía. Cada vivencia Human Camp es única porque en todas hay personas que nos inspiran. Cada nueva edición es una nueva experiencia de aprendizaje para mí.

¿Cuál dirías que es el motor principal que te impulsa a seguir expandiendo el Human Camp?

Lo que me mueve a seguir adelante con esto es lo que veo que genera en el otro. Lo que me impacta es la cantidad de gente que se acerca. Nos cuentan sus historias de cambio tras haber asistido al Human Camp. Es un trabajo muy agotador que todavía hacemos a pulmón, y que no sería posible si el objetivo no fuera tan alto, si no viéramos resultados concretos en cómo la gente, a partir del Human Camp, conecta con algo que le puede ayudar a transformarse y hacer un cambio en su vida. Eso es lo que me nutre.

¿Cuál es el objetivo alto del que hablás? ¿Se alcanzó?

Me parece que como estamos hablando de una búsqueda constante, no hay algo que en algún momento se alcanza. Lo veo como algo circular, como un espiral. Como algo que empezó siendo chiquito y que se expandió desde el centro hacia afuera. No tiene un fin. Es una búsqueda constante. Y todos los que estamos en el Human Camp nos vamos viendo crecer a medida que pasan los años. El Human Camp tiene que ver con la construcción de una evolución en vida. No hay una meta en el camino. El objetivo es que estemos lo más despiertos posible para poder estar conectados con lo que hacemos, y para poder generar cualquier cambio que queramos hacer. Si queremos que cambie algo, los primeros que tenemos que cambiar somos nosotros. Entonces si nos paramos en un lugar de agentes de cambio, es impresionante el impacto que podemos tener. Y cuantos más seamos, hay más posibilidades de estar mejor todos.

¿Algún desafío personal que tengas vos para los próximos años?

Tengo un desafío personal que tiene que ver con trabajar muy fuerte los próximos dos años para poder encontrar personas que continúen con esta tarea. Mi misión es poder armar un equipo de gente que continúe, ya sean representantes en otras ciudades, cosa que ya está surgiendo, como también un equipo de personas fijo que lidere esto el día de mañana. Quiero que el Human Camp me trascienda, que no sea necesaria yo para que esto pueda seguir creciendo y expandiéndose. Ojalá que en unos años pueda correrme de ese lugar y que lo puedan continuar otras personas, con otra impronta. Que no se pierda la semilla. Pero que esto pueda llegar cada vez a más gente.

¿Cuál fue tu mayor aprendizaje en estos años?

El mayor aprendizaje tiene que ver con el agradecimiento. En determinado momento miré para atrás y empecé a armar el rompecabezas. Y noté la cantidad de gente que me ayudó en todo esto. Es invaluable toda la ayuda que he recibido para que esto siga adelante. Tengo una gran admiración por la gente que está cerca de mí. Ver que existe una red de personas que está en la misma que uno, unidos en la misma misión, es muy fuerte y muy lindo. Te da la pauta de que somos muchos los que queremos hacer algo desde un lugar diferente.

¿Te sentís plena hoy en el lugar en el que estás y con todo lo que fuiste logrando?

Me parece que es algo que se va viviendo en el día a día. No sé si llega ese momento definitivo donde uno dice “sí, soy feliz”. Creo que se va construyendo. Y yo hoy te puedo decir que todavía me falta mi propia armonía para poder trabajar sin desgaste.

¿Algún comentario sobre vos misma?

Cuando era joven estudié Diseño de Interiores. Hoy creo que estoy trabajando para diseñar interiores, no de casas, pero sí que mi misión tiene que ver con algo de lo que estudié. En vez de diseñar interiores de casas, estoy preocupada por trabajar en el diseño de otro tipo de interiores.

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