En el podcast de este mes Maritchu habla del período de “latencia”, esos años -entre los 6 y los 12- en el que los chicos se acomodan, empiezan primaria y todo parece “calmarse”. Se vuelven independientes, se bañan y comen solos, van a casas de amigos y se entretienen sin demandarnos tanto. Y en casa reina la paz, total se arreglan bien solos y pareciera que no nos necesitan, pero no es así. Maritchu dice que no hasta hace mucho tiempo los padres educaban a sus hijos en conjunto con el colegio, los diarios, las revistas, hasta la tele. Todos transmitían el mismo mensaje. “Hace falta un pueblo para educar un hijo”. Las casas de antes estaban llenas de tíos, abuelos y empleadas que trabajaban allí durante años. Antes había mucho implícito en la crianza, con reglas claras, con una moral y ética indiscutible, sostenida por todos los adultos que nos rodeaban. Pero esa red que tanto nos sostuvo a nosotros, hoy ya no está presente, y la sociedad y el sistema no enseñan ni educan. Padres y abuelos trabajamos más horas y no estamos disponibles para transmitir nuestra cosmovisión. Hay menos adultos a cargo de ellos, y los que sí están, están más solos.

Hoy los padres no permitimos que otros se metan con nuestros hijos, y el mundo externo se cuela en nuestros hogares con o sin permiso, a través de múltiples pantallas y redes. Muchos chicos llegan a la adolescencia sin reglas claras, sin referentes adultos a quienes copiar, sin criterios ni recursos propios para tomar decisiones. Y está en nosotros explicitar todas las reglas que antes venían implícitas: disciplina y moral, cuidado del cuerpo, no quemar etapas.

Es ahora que debemos ocuparnos, mientras estén en primaria, cuando todavía nos consideran creíbles e imitables, para no tener que preocuparnos más adelante. Como siempre decimos, ¡vale la pena escucharla!