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Los cambios en el mundo laboral son inmediatos e intempestivos. El paradigma ha cambiado. ¿Es esto bueno o malo? ¿Cómo podemos aggiornarnos y ser felices en nuestros trabajos? El Seminario Mujer y Liderazgo del IAE dio respuesta a estas preguntas.

Texto: María Stellatelli

Muchos son los cambios que ha traído consigo la tecnología. Los paradigmas de la vida cotidiana han ido mutando en varios aspectos, entre ellos, el empleo. Percibimos cambios en el mundo laboral. La mujer se ha incorporado del todo al mundo del trabajo, algunos puestos laborales se van suprimiendo y surgen los freelancers como modelo nuevo.

No debe sorprendernos que este panorama genere en nosotros cierto temor. Los cambios están ocurriendo. Pero, ¿somos capaces de pensar que el trabajo puede ser algo muy distinto a lo que estamos acostumbrados? ¿Cómo nos preparamos para lo que se viene?

Una intuición desacertada

En el Seminario Mujer y Liderazgo que brindó el IAE hace unos días, el profesor de la Universidad Austral Omar Rodríguez hizo una amplia reflexión respecto de este tema. Comenzó con una introducción sobre cómo las personas en la década del 60 pensaban que sería la vida en 2062. El programa de televisión Los Supersónicos fue un reflejo de ello. Basta con mirar un episodio de la serie animada para rectificar algunas cosas y ratificar otras. No hay autos voladores, pero sí nos comunicamos con los otros a través de pantallas. No hay tubos tele-transportadores, pero sí hay platos de comida que salen listos del horno.

En lo que respecta al mundo laboral, se consideraba que en el futuro el trabajo sería rutinario, pasivo y sin relación alguna con los talentos personales. Constaría solamente de apretar un par de botones, cobrar un salario y esperar a volver a casa, ya que “la vida” sería lo que sucedería fuera del trabajo. Es verdad que mucho del trabajo de hoy en día tiene que ver con apretar botones, pero el resto de los aspectos es justamente hacia donde no tenemos que apuntar.

“Cuando pensamos en el futuro, debemos plantearnos una manera distinta de trabajar”, explicó el profesor Rodríguez. Según su exposición, es muy importante tender a que en el futuro el trabajo signifique cierto nivel de realización personal. “Los trabajos en peligro de extinción son aquellos que no condicen con las capacidades personales de uno”, aseguró. Lo que entra en crisis es el trabajo rutinario, que sólo busca recompensas económicas y no saca lo mejor de la persona.

Es verdad que la tecnología sigue creciendo a pasos agigantados y que ha ido resolviendo tareas que antes eran típicas del ser humano. Pero eso no significa que vaya a llevarse por delante todos los empleos propios del hombre. De hecho hay competencias que jamás podrán ser reemplazadas por robots: la creatividad, la empatía, la capacidad de relación. “Es necesario desarrollar capacidades no robóticas”, aseguró Rodríguez y continuó, “y no hay que tratar a los demás como robots”.

Luego se preguntó, “¿para qué trabajamos?”. Si lo importante ya no es más la remuneración económica, ni se busca separar lo profesional de lo personal; si trabajar horas de más no corresponde a un status mayor; ¿cuál es la razón que nos mueve a trabajar? “El trabajo existe para hacernos felices”, asegura Rodríguez. “Debemos buscar hacer una actividad con atractivo propio, y que esa actividad sea capaz de dar unidad y sentido a toda la vida”.

El futuro del trabajo para la mujer

Entre los cambios que fueron trayendo los años, uno de los más importantes es el hecho de que la mujer se haya incorporado con más ímpetu a la fuerza laboral. Mujeres profesionales, desempeñándose en puestos importantes en empresas hay muchísimas. El desafío para ellas es cómo equilibrar su mundo profesional con el personal, más específicamente el de la familia.

La mujer históricamente fue pilar en la educación de los hijos y en el desarrollo del hogar, al pasar más tiempo allí que los hombres. Pero al estar ahora más tiempo fuera de la casa, ¿cómo hacen para realizarse en “ambos mundos”? ¿Acaso es tiempo de invertir roles o reacomodar tareas?

Tras la presentación de un caso real, la profesora Paola Scarinci de Delbosco explicó que ante los cambios de paradigma, es natural que una familia sea más tradicional en algunos aspectos y menos en otros. “Es importante que en un matrimonio, ambos se puedan desarrollar y que ninguno sea parásito del otro”.

Siguiendo con esta línea, en el último panel del seminario, María Gabriela Estebanez, directora de Marketing en Danone, habló sobre su experiencia y remarcó la importancia de que la mujer tenga un espacio en la oficina donde compatibilizar trabajo y vida personal.

La vida, una sola

La clave para afrontar el futuro laboral tiene más que ver con la capacidad que tenga la persona de unir su vida personal con la profesional, y con derribar el concepto de que la vida es aquel tiempo que uno pasa fuera de la oficina.

Resulta entonces que las personas de la década del 60 no supieron vislumbrar con claridad el futuro del mundo laboral. Pues el trabajo no tiende a ser algo rutinario y desconectado de las aspiraciones e intereses personales de uno mismo, sino todo lo contrario. “El trabajo del futuro es el trabajo por vocación, donde das lo mejor de vos”, explicó el profesor Rodríguez. Se trata de potenciarse uno y potenciar a otros, de disfrutar de lo que uno hace. “Es más feliz el que descubre algo nuevo en lo ordinario”.

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