DOLORES DUCOS PASTELERÍA

La conocimos por haber hecho la number cake para el cumple número 25 de Eidico y saboreamos su pastelería. Quisimos conocerla. Ella es Dolores Ducos, esta es su historia.

Desde que empezó a estudiar Pastelería, Dolores Ducos, o Lolo como le dicen su familia y sus amigos, sabía que estaba en la carrera correcta. No importaban ya los horarios a contramano del resto del mundo, hacer y rehacer una receta hasta que saliese perfecta o lo mucho que se tendría que arremangar para lograr su propia marca. Hoy, de a poquito, empieza a ver cómo la vida le devuelve ese esfuerzo.

Activar el gen emprendedor

Apostar de lleno por nuestro propio emprendimiento siempre da vértigo, y ese miedo a lo incierto puede paralizarnos. También el éxito inmediato al que el mundo aspira, sin tener en cuenta el sacrifIcio y la renuncia, nos lleva a creer que si no vemos resultados en el corto plazo, ya y ahora, entonces no tiene sentido seguir luchando.

Por suerte, y por mérito, para Lolo no fue así. Una familia incondicional y un novio con empuje la ayudaron a convertir su pasión en realidad. Hace un año y medio que tomó la posta y abrió su IG @dolores.ducos para mostrar sus delicias, y aseguramos que ¡las fotos no mienten! Todo es riquísimo, con una estética súper cuidada y una gran variedad de tortas.

Todo empezó después de volver de un viaje a Chile, donde había estado un tiempo trabajando como manager en un restorán. De nuevo en Buenos Aires, estaba convencida de que era el momento de darse la oportunidad de hacer lo suyo: una pastelería casera, fresca y alegre.

Pasiones encontradas

Con sus productos estrella como el rogel, en primerísimo lugar, el key lime pie, la marquise, y, ahora más que nunca, las number cakes, Lolo no para un minuto. Pedidos que llegan, compra de ingredientes y de flores para decorar, clases de canto y gimnasio. Le gusta organizarse y hacerse el tiempo para su familia, sus amigas y su novio. Además, esta pastelera recibida en el IAG, busca mantenerse activa y perfeccionarse con clases y cursos de cocina.

¿Un sueño? Seguir creciendo en este proyecto, por supuesto, y llegar algún día a tener su casa de té donde pueda combinar sus dos pasiones: la pastelería y la música.