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Por: Flavia Tomaello – flaviatomaello.blog – IG: @flavia.tomaello

Fogo es una isla de Canadá olvidada por décadas hasta que una multimillonaria que nació allí, dejó su actividad para volver a sus raíces y, entre otras alternativas, dar vida a una línea de muebles envidiable.

De niña se crió libremente en los 239 km² poblados con diez comunidades arraigadas en la tradición pesquera. Eran unos 6000 habitantes que daban vida a esta  isla cercana al Polo Norte en el Este de Canadá, entre las áreas de Newfoundland y la Península de Labrador. Zita Cobs, de cincuenta y nueve años emigró en la adolescencia junto a sus dos hermanos para estudiar. Tuvo un gran éxito en la industria tecnológica y se convirtió en una de las personas más ricas de su país. En tanto, su Fogo natal moría lentamente merced a la explotación irracional de los cardúmenes. La tradición de la isla se quebraba y sus habitantes abandonaban el lugar. Casi totalmente vacía para principios de este siglo, los Cobs Zita, Tony y Alan, decidieron refundarla apelando a proyectos que comprometan a la comunidad local y así recuperar saberes ancestrales. Para esto, crearon entornos sustentables y comunitarios, y salieron al mundo a buscar artistas de renombre que, de manera colaborativa, desarrollen ideas de impacto social y economía justa.

Sus proyectos han puesto a Fogo en el concierto de los viajes más cools del planeta. Han creado propuestas para abordar el cuidado ético del océano que los rodea; planes de investigación en torno a la geología única del espacio; academias de residencias para artistas que deben producir contenidos vinculados a la isla durante su estancia; reconstrucción y puesta en valor de las outsiderhouses, las tradicionales casas de pescadores a lo largo de la costa; recuperación de la arquitectura vernácula y de los particulares botes de su gente; opciones de ecoturismo en el marco de un increíble hotel cinco estrellas con vista al mar: el Fogo Island Inn; y, entre muchos otras, un área de diseño por la que se desarrollan productos con materiales autóctonos, por manos locales, a partir de ideas de prestigiosos creativos internacionales

Propios y del mundo

Los muebles son una parte importante del lenguaje y de la expresión de un lugar en un tiempo en particular. Pueden conectar a las comunidades de manera poderosa e inmediata. Lo mejor se da cuando se visualiza cómo la Outport Furniture (el típico estilo constructivo de los puertos) revela que el pueblo local logró ganarse la vida admirablemente en un contexto en el que simplemente tenían que ser ingeniosos, tener gran resistencia y el coraje necesario para perseverarse frente a la aparente adversidad sin fin. Lograron hacerlo manteniendo un enorme sentido del humor y una gran capacidad de sensibilidad y calidez.

El mobiliario de la Tienda Fogo Island honra y encarna esta historia. Es el resultado de un innovador proceso de colaboración entre artistas y diseñadores externos y artesanos rurales expertos de la isla. La colección incorpora un nuevo tipo de “lujo”: el que valora la artesanía y la narración de historias, y profundiza más allá de la belleza para ayudar a conectarse de manera significativa con los objetos con los que se decide compartir la vida.

Los diseñadores contemporáneos trabajaron codo a codo con los artesanos de la isla de Fogo para crear muebles y textiles que encarnaran una “nueva estética outport”; tejiendo lo nuevo con lo antiguo y empleando habilidades, herramientas y materiales tradicionales para crear piezas que hablen los idiomas del pasado y del presente.

Los objetos concebidos durante este proceso se utilizaron en el Fogo Island Inn, el hotel en Canadá, pero encantaron tanto a los huéspedes que crearon una tienda. La carpintería en la isla se encuentra en la recientemente renovada Sociedad de United Fishermen´s Hall en la comunidad de Barr’dIslands, y emplea a carpinteros durante todo el año que cortan, clavan, pegan, lijan, terminan y pintan cada artículo a mano. El empleo de la fábrica de artesanos locales contribuye a la promoción de la capacidad de recuperación económica de uno de los asentamientos más antiguos de Canadá. Fogo Island Shop es un negocio social. Todos sus productos tienen un precio para crear un superávit neto del 15%, el 100% del cual se devuelve a la comunidad para respaldar los programas caritativos en curso en la zona. Han lanzado las etiquetas “nutritivas” que detallan el costo de cada materia prima, mano de obra y servicio aplicado a un producto, lo que convierte a la producción en una muestra de absoluta transparencia.

Bancos asimétricos, sillas de comedor minimalistas y divertidas mesas auxiliares son creaciones de un elenco internacional de diseñadores, en el cual se incluyen Ineke Hans de los Países Bajos y Donna Wilson del Reino Unido, entre otros, quienes fueron invitados a la isla para sumergirse en la cultura y el paisaje de Fogo. Cada uno trabajó con artesanos locales para crear piezas únicas hechas a mano para el hotel y una producción más amplia para la venta.

Recientemente, se estableció una asociación comercial con la tienda de muebles y accesorios residenciales con sede en Toronto. “Lo que me atrajo de esta colección fue el concepto de estos hábiles artesanos, esencialmente constructores de botes, que creaban muebles a partir de sus materiales nativos”, dice Klaus Nienkämper. “Es emocionante poder darle vida a este folclore de muebles y a la presencia de nuestro mundo del diseño”.

 

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