Después de casarse, Sol Rueda y Jorge Elliot, los padres de Natasha, Anushka, Sol y Panda, partieron por trabajo a Venezuela, donde vivirían durante dos años. Terminaron quedándose treinta y dos, y armaron su vida en el país caribeño con tres de sus cuatro hijas nacidas allá, hasta que la dictadura de Hugo Chávez colaboró con esa corazonada de querer volver a reencontrarse con la gran familia que habían dejado acá. Cuando Anushka, la más chiquita, tenía quince años hicieron valijas y pegaron la vuelta a la Argentina. Pero en su nueva vida habían puesto una condición: buscar un lugar de reunión familiar con playa y mar que les recordara todo eso que añoraban de Venezuela, y entonces que la mudanza tenga un verdadero sentido. 

Natasha, la mayor, fue la primera en volver a Buenos Aires para estudiar Comunicación Social. Un verano fue con una amiga a José Ignacio cuando todavía era un pueblito de pescadores muy poco desarrollado. Le encantó. Y sabía que a su familia le pasaría lo mismo. “Después de vivir muchos años al lado del mar, cuando no lo tenés, lo extrañás”. Y así fue. José Ignacio era perfecto y se convirtió en el segundo hogar y en un volver a empezar. 

Y cuando este matrimonio estaba a punto de retirarse a descansar, un gran proyecto empezó a tomar forma y fuerza, y prometía mantenerlos jóvenes, productivos y entusiasmados. Al poco tiempo de instalarse en Uruguay, surgió la posibilidad de comprar el local en donde hoy funciona Sentido, el nombre de la tienda que hace honor a cuánto valió la pena el desembarco en este país. Desde entonces, hicieron del viaje por el mundo en busca de tesoros de deco un ritual, y lo que empezó siendo un hobby, terminó convirtiéndose en un negocio familiar.

Vidas marcadas por el diseño

Son tres de las cuatro hermanas, las que se involucraron en el nuevo emprendimiento. Natasha, Anushka y Sol tienen un ojo estético envidiable, que fueron entrenando desde muy chiquitas en una casa donde siempre se respiró decoración y buen gusto. Fue así que las tres orientaron sus carreras para este lado, con el diseño como pieza fundamental. 

Natasha se ocupa de la comunicación de Sentido y de interpretar lo que el cliente quiere y busca. Además, asegura tener un don para encontrar cosas lindas en los lugares menos pensados, y se las rebusca para ser madre de cuatro, trabajar full time y lograr ese equilibrio, muchas veces desequilibrado, entre familia y trabajo. Sabe que estar presente, en el aquí y ahora, es el verdadero equilibrio. 

Anushka estudió Diseño de Indumentaria y se dio cuenta de que quería tener su propia marca después de trabajar en marcas ajenas. Venía viajando con Sentido y su cabeza no paraba de incorporar y absorber inspiración que necesitaba plasmar en prendas, la forma en la que concibe el arte. Muy creativa y espontánea, en 2014, empezó a armar Anushka Elliot, una fashion boutique que encierra un universo de alegría y de empoderamiento a través de la moda. Desde hace dos años, con la apertura de Sentido en Buenos Aires gracias a la insistencia y al apoyo de su padre, sus diseños también se venden en la tienda, logrando esa gran fusión entre deco y ropa. 

A Sol le encantan los problemas y poner a prueba el ingenio para resolverlos. Estudió Economía Empresarial en la Universidad Di Tella y, después de trabajar muchos años en investigación de mercado en tecnología, hizo un cambio radical y es la que se encarga de eficientizar el trabajo en Sentido. El gusto por la decoración y su forma de combinarla la involucró de lleno en este negocio, y así descubrió que le gustaba y la desafiaba el contacto con los clientes. Una consecuencia después de años de armar y desarmar espacios es su fascinación por el animal print. Cuenta entre risas que podría tener su casa entera vestida de este estampado.

Un proyecto familiar

Desde el minuto cero, padres e hijas sabían que los lazos familiares valían más que cualquier discusión laboral, y se prometieron que el trabajo nunca afectaría su relación. Corrían con la ventaja de tratar entre hermanas, y ofenderse y desofenderse en cuestión de minutos sin que eso opaque el resto. 

Si bien, con el crecimiento de la tienda, José Ignacio pasó de ser el lugar de descanso al lugar de trabajo, una vez al año intentan hacer un viaje todos juntos en el que está terminantemente prohibido hablar de negocios. “Nosotras tres somos bastante críticas con este tema. Tratamos de poner límites verdaderos para cuidar a nuestras familias, y por respeto a la cuarta hermana que no forma parte de la empresa”, nos explica Natasha.

También tenían claro que emprender significaba esfuerzo, mucho esfuerzo. Y que los frutos no se ven inmediatamente. Se acuerdan descargando los primeros containers que llegaron al puerto, cuando se iniciaban en esta aventura. “Armarse de paciencia, estar preparados para muchos contratiempos, pero saber que si superan los obstáculos la sensación gratificante llega de la mano de querer superarse”, es lo que recomienda Sol para los que recién empiezan. 

2020: con sello mexicano

Distintos proveedores de la Argentina y del mundo construyen Sentido, pero lo que marca la diferencia en la variedad, la calidad y la originalidad de los objetos de decoración son los viajes específicos que hacen los mismos dueños. Con contactos y direcciones puntuales, o simplemente con el objetivo de perderse por callecitas de ciudades lejanas, el matrimonio Elliot, solo o acompañado por sus hijas, va en busca de maravillas para su tienda. África, Marruecos, La India, cada año se espera con ansias de qué destino hablará la nueva colección. 

El 2020 abre la temporada con México como temática principal. Productos de decoración como velas, vajilla, canastos, alfombras, textiles y muebles se vestirán de estilo azteca. Viajar, además de empaparse de tendencias de tantos destinos, les da la posibilidad de conocer historias increíbles como la que hay detrás de unas sillas traídas de Vietnam y confeccionadas a mano por artesanas que siguen con esta tradición ancestral gracias a los clientes de todo el mundo. 

Una gran logística pero sobre todo mucha pasión, hacen que en Sentido se encuentren objetos para todos los gustos. Porque a las Elliot no las caracteriza un estilo particular, sino que su etiqueta es una armoniosa combinación de un patrón ecléctico.